LEER
No recuerdo una sola noche de mis 16 años en mi hometown que no me fuese a la cama acompañada de un libro. Mi estantería no aceptaba más ejemplares, los devoraba, los releía, los comentaba, en resumen me hacían disfrutar y aprender.
Me había vuelto una lecturofobica. (¿Existe??)
Actualmente, cada vez que me monto en el metro observo a la gente que me rodea, a veces les cambio de modelito mentalmente, otras imagino el motivo de sus ojeras o lo bien o mal que le va la vida y en ocasiones observo a los que van leyendo. Estos me llaman tremendamente la atención. Nunca he sido capaz de leer en un viaje, lo primero porque Mamá siempre decía que leer en el coche marea, y yo me lo tomé al pie de la letra...y segundo porque utilizo esos momentos "transporte" para pensar.
Hablando de estos "lectores de transporte" podría clasificarlos de muchas maneras, tenemos los típicos que leen el último bestseller, los que leen un clásico que recientemente se ha puesto de moda por alguna adaptación cinematográfica, los frikis "harrypoterianos" y los que no dejan ver que están leyendo por tener el libro envuelto en hoja de periódico o papel de regalo.
Jamás he entendido como son capaces de enfrascarse en la lectura de ese libro que seguramente anoche dejaron de leer a regañadientes porque ya era tarde y buscan cualquier momento que se precie para retomar el hilo de la historia.
En el bus y sobre todo en el metro hay ruido, empujones, subidas y bajadas de viajeros, ladrones y la típica niña repelente al lado chillando.
Muchas veces criticamos o rechazamos lo que realmente anhelamos, y dada la pérdida de costumbre en mi caso, admiro realmente a esta gente.
Con la carrera llegué a odiar la lectura, ya que eran libros obligatorios, y decidí que odiar algo era darle demasiada importancia. De esta forma me propuse que cuando la terminara me leería todos esos clásicos que en su momento me resultaron latosos y pedantes ya que a lo mejor fuera del contexto estudiantil volvería a saborear dicha afición.
Asi que anoche decidí que la consola está bien para los fines de semana, que la tele (cosa que casi no veo) debería dejarla para momentos relamente necesarios y que quería volver a sentirme inmersa en una buena lectura.
Estaba en casa de mis abuelos, casualmente me comentaron que en casa había unos 3500 libros contados hace unos años por mi abuela en una mañana aburrida pero que seguramente ascenderían a 5000 actualmente. Me sorprendió pensar en la cifra. Y más todavía pensar que el 80% de ellos habían sido leídos por mis abuelos y no sólo en una ocasión.
Me fui a dormir, y en una estantería encontré un libro.
BINGO!!
¿No quieres caldo? ¡Pues toma dos tazas!
Para aquellos que no lo sepan, comentar que dedico mi tiempo a mi Master de Comunicación de Moda y Belleza, en el cual la Publicidad, Marketing, Periodismo y Comunicación son esenciales.
Pues bien, he aqui el título de mi descubrimiento.
El Libro Rojo de la Publicidad de Luis Bassat.
"Como tenga que esperar los mismos 8 años que he tardado en la carrera para leerme los clásicos y después otro año más para empezar con las obras relativas al Master me pego un tiro". - pensé
Así que con un poco de miedo lo abrí.
Y no pude cerrarlo.
Me dieron las 3 de la mañana y quería más.
Hoy he vuelto en bus a casa. E iba leyendo. Y un hombre se me ha acercado a preguntarme que leía. Y como quien no quiere la cosa me ha recomendado un libro.
Kafka en la Orilla de Haruki Murakami.
Y lo mejor de todo es que lo primero que he hecho nada más llegar a casa ha sido meterme en Wikipedia y ver de que iba. Y lo segundo pensar que inconscientemente he vuelto a ese mundo que tanto deseaba.
Y tengo mono, mucho mono...
jajajaja me he leido todo!! a mi me pasa lo mismo, yo no soy de ver la tele, pero ya no encuentro ese tiempo que encontraba antes para leer. Me ha llamado mucho la atención el libro rojo que encontraste dnde tus abuelos. Lo segurán vendiendo??
ResponderEliminarbsos y que leas mucho!! =)
mycherrygum.blogspot.com